domingo, 31 de julio de 2011

La música de las palabras

Jaime Barylko escribió que la lectura placentera es la que atrapa y la que enriquece, porque te envía hacia lo diferente, te arranca de lo rutinario, sea por el tema, por el contenido, o sea por la  belleza de la expresión que puede tratar un tema trivial, sencillo, cotidiano, pero te ilumina en la perspectva de decirlo de una manera única y exclusiva (Leer es un placer. Bs. As., Santillana, 2002, p. 48). Creo yo, que así como una fotografía te puede mostrar las cosas desde un ángulo diferente, pleno de belleza, así  también un buen escritor es capaz de crear belleza con las palabras.




Uno de los libros preferidos de mis hijas se llama "El anillo encantado",  escrito por María Teresa Andruetto:


Tapa del libro. Ed Sudamericana
 Es un libro que tiene varios cuentos,  todos hermosos.Yo estaba muy sorprendida porque mi hija menor, que en ese momento tenía tres años, pedía que le contara esos cuentos una y otra vez. Un día, conversando con una profesora de Literatura, ella me dijo que aunque mi hija no entendiera de qué hablaban los cuentos, lo que le gustaba era la música de las palabras. Y sí, creo que esa es la respuesta. Acá les transcribo un pedacito del cuento De luz y de sombra:

Había una vez una ciudad.
Una ciudad antigua y luminosa, poblada de torres y campanarios.

En aquella ciudad antigua y luminosa, poblada de torres y campanarios, había una plaza.
Una plaza verde salpicada de heliotropos y jazmines.

En la plaza verde salpicada de heliotropos y jazmines de aquella ciudad antigua poblada de torres y campanarios, había un banco traspasado de sol.

Al banco traspasado de sol de la plaza verde de aquella ciudad antigua llegaban de tarde los pájaros.

Los pájaros que llegaban de tarde al banco traspasado de sol de la plaza verde de la ciudad antigua, devoraban miguitas de luz.

La hora en que los pájaros devoraban miguitas de luz era la hora en que entraban a la plaza de la ciudad antigua los enamorados.

Entre los enamorados que entraban a la plaza de la ciudad antigua a la hora en que los pájaros devoraban miguitas, estaba un hombre solo al que herían por partes iguales la luz y la sombra.

Para seguir leyendo, los invito a que nos visiten en la Biblioteca de la FaCE,  tenemos dos ejemplares de este singular libro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario